viernes, 30 de noviembre de 2007

Sobre el orden (I)

Siempre me pareció fascinante la forma en cómo habla Saint Exupéry del orden, de la unión de los contrarios, del mantenimiento de la diversidad. Creo que sus palabras, más de sesenta años después siguen siendo muy ilustradoras, porque él escribe como un clásico, por quien no pasa el tiempo.

Porque si cada uno de tus súbditos semeja al otro, no has logrado la unidad; pues mil columnas idénticas no crean sino un estúpido efecto de espejos y no un templo. Y la perfección de tu diligencia sería, respecto a esos mil súbditos, exterminar a todos exceptuando a uno.
El orden verdadero es el templo. Movimiento del corazón del arquitecto que anuda como una raíz la diversidad de los materiales y que exige para ser uno, durable y potente, esa misma diversidad.
No se trata de ofuscarte porque uno difiera del otro, porque las aspiraciones de unos e pongan a las del otro, porque el lenguaje de uno no se al lenguaje del otro; se trata de alegrarte de ello ya que si eres creador, construirás un templo de portada más alta, que será su común medida.
Pero llamo ciego al que se imagina crear cuando desmonta la catedral y alinea las piedras en orden, por rango de talla, una después de la otra.
Cap. LXXV

domingo, 28 de octubre de 2007

Engrandeciéndose con los demás


En numerosos pasajes de Ciudadela, Saint Exupéry nos habla de que podemos engrandecernos si formamos parte de una estructura mayor, sin perder nuestra individualidad. Nos hacemos más grandes al ganar cuando todos ganamos, no cuando nosotros ganamos a los demás.

Sin embargo, me dices, me voceas contra los objetos, pero hay objetos que me aumentan. Y contra el gusto de los honores. Y hay honores que me engrandecene. ¿Y dónde está el secreto, puesto que hay honores que me disminuyen?

- Es que no hay objetos, ni honores, ni prebendas. Valen por la luminosidad de tu civilización. Forman, en primer lugar, parte de otra estructura. Y la enriquecen. Y si sucede que sirves a la misma, te enriqueces al ser más. Así, con el equipo, si es un equipo verdadero. Uno de los del equipo ha logrado un premio y cada uno del equipo se siente enriquecido en su corazón. Y aquel que ha logrado el premio se enorgullece por el equipo, y se presenta ruborizándose con el premio bajo el brazo; pero si no existe un equipo, sino una suma de miembros, el premio significará algo sólo para el que lo recibe. Y despreciará a los otros por no haberlo obtenido. Y cada uno de los otros envidiará y odiará al que no ha recibido el premio. Pues cada uno ha sido frustrado. De este modo, los mismos premios son objeto de envilecimiento para los segundos. Pues te favorece sólo aquello que funda los caminos de tus cambios.
Cap. LXXVI

domingo, 14 de octubre de 2007

Cómo se construye el Hombre (II)

Para Saint Exupéry el hombre se construye por oposición; ésta es una idea que me recuerda a las teorías físicas modernas: la Vida es aquello que surge como lucha contra la terrible igualdad y uniformidad. Una semilla da vida cuando se rompe, cuando deja de ser semilla para dar fruto a un árbol.

Buscas un sentido a la vida, cuando ese sentido es, en primer lugar, llegar a ser en uno mismo, y no ganar esa paz miserable que tiende hacia el olvido de los litigios. Si algo se opone a ti y te desgarra, déjalo crecer, que así afianzas raíces y te renuevas. ¡Bienvenido el desgarramiento que te impulsa al parto de ti mismo! Pues ninguna verdad se demuestra y se consigue con la evidencia. Y las que te proponen son arreglos cómodos y semejantes a drogas para dormir.
Cap. XLIX

miércoles, 3 de octubre de 2007

Cómo se construye el Hombre (I)

Antoine de Saint Exupéry fue uno de los más grandes humanistas del siglo XX. No necesitó ser un reconocido filósofo, pensador o político. En sus novelas, novelas de un hombre no sólo de pluma, sino también de acción, podemos apreciar unas elevadas enseñanzas sobre lo que significa ser Hombre, más allá de las palabras, con ejemplos bien claros, con su propio ejemplo. "Tierra de Hombres" es un apasionante relato sobre este tema, pero en este blog iremos poniendo algunas citas extraídas de Ciudadela.

Y es el secreto mismo lo que te enseño. Tu pasado entero es un nacimiento al igual que, hasta hoy, los sucesos del imperio. Y si lamentas algo eres tan absurdo como el que lamentaba haber nacido en otra época, en otro país o ser pequeño cuando era grande, y que empujaba en sus absurdas ensoñaciones su desesperanza de cada instante. Loco aquél que se roe los dientes contra el pasado, que es bloque de granito y cosa concluida. Acepta este día como te es ofrecido en lugar de chocar contra lo irreparable. Irreparable no tiene significado porque es la marca de todo pasado. Y como no hay fin logrado, ni ciclo concluido, ni época acabada sino para los hitoriadores que te inventarán esas divisiones, ¿cómo sabrás que se debe lamentar la diligencia que no ha resultado aún y que no resultará jamás?; porque el sentido de las cosas no reside en la provisión hecha que consumen los sedentarios, sino en el calor de la transformación, de la marcha, o del deseo. Y a aquél que acaba de ser vencido y bajo el talón de su vencedor se recompone, lo llamo más victorioso en su diligencia que aquél que goza de su victoria de ayer, como un sedentario de sus provisiones y que se encamina ya hacia la muerte.
Cap. LVI
La frase marcada es mía, porque me recuerda al filósofo estoico Epícteto. Quizás en algún futuro blog trataré de buscar los filósofos que inspiraron a Saint Exupéry.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Creer o no creer en Dios

Frente a la afirmación de Kant de que "Dios era una hipótesis necesaria" para explicar la existencia del universo, ha prevalecido en nuestro mundo actual la idea de que realmente ya no es necesario, y su presencia es cada vez menor en la vida de los hombres. En términos generales, la religiosidad ha desaparecido o se ha radicalizado. Los jóvenes occidentales viven de espaldas a Dios, espantados además de que otros jóvenes sean capaces de inmolarse, matando a otros cientos o miles en su nombre.

Para Saint Exupéry, Dios no es una figura estática, no es una justificación de nuestras crueldades, sino una meta:

Por esto, si deseo enseñarte a Dios, te enviaré primero a escalar montañas, a fin de que, cima de estrellas, tenga para ti su plena tentación. Te enviaré a morir de sed en los desiertos, a fin de que las fuentes puedan encantarte. Después te enviaré seis meses a romper piedras hasta que el sol de mediodía te postre. Después de lo cual te diría: "Aquel a quien ha vaciado el sol de mediodía, está en el secreto de la noche que llega, pues, habiendo escalado la cima de estrellas, se abreva en el silencio de las fuentes divinas."
Y creerás en Dios.
Cap. LXXXI

sábado, 22 de septiembre de 2007

Hacia la conquista de uno mismo


Una de las imágenes más repetidas en los textos clásicos es la de la lucha, el combate o la guerra en general, como símbolo de conquista interior, no como simplemente un acto violento que impone al más fuerte sobre los demás. La conquista es primero y siempre interior y es lo fundamental para convertirnos en Hombres. Tampoco debemos olvidar que el Hombre es aquel que se eleva del mundo terrestre y plano y se verticaliza.

Saint Exupéry maneja magistralmente estos símbolos, uniendo la idea de conquista o construcción de uno mismo a la necesidad de tener un eje de verticalización que es el que nos dirige. Ese impulso vertical es el espiritual.


Y comprendí que era necesario distinguir la conquista de la sujeción. Conquistar es convertir. Constreñir es aprisionar. Si yo te conquisto, libero un hombre. Si te constriño, aplasto. La conquista se realiza en ti, y a través de ti en una construcción de ti mismo. La sujeción es el montón de piedras alineadas y semejantes todas, de las que nada nacerá.

Y se me hizo evidente que todos los hombres podían ser conquistados. Los que velaban y los que dormían, los que hacían su ronda sobre las murallas y los que abrigaban esa ronda. Los que se regocijaban por el recién nacido, o los que se lamentaban por un muerto. Los que oraban y los que dudaban. La conquista consiste en edificarte tu armadura y abrirte el espíritu a las provisiones plenas. Pues hay lagos para abrevarte si se te muestra el camino. Y yo instalaré mis dioses en ti para que ellos te iluminen.
Cap. CX

martes, 18 de septiembre de 2007

Lo que nos une


Saint Exupéry nos da una extraordinaria lección acerca de cómo encontrar lo esencial del hombre en lo que nos une, no en lo que nos separa. Éste es uno de los defectos del mundo actual, en el que los hombres tratan de afirmarse por medio de la oposición, en lugar de tender hacia la unión.


Pues a semejanza del árbol, nada sabes del hombre si expones su duración y lo distribuyes en sus diferencias. El árbol no es semilla, después tallo, tronco flexible, después madera muerta. No es preciso dividirlo para conocerlo. El árbol es esa fuerza que lentamente desposa al cielo. Así pasa contigo, mi hombrecito. Dios te hace nacer, crecer, te llena sucesivamente de deseos, de pesares, de alegrías y sufrimientos, de cóleras y perdones, después te hace entrar en Él. Sin embargo, no eres ni ese escolar, ni ese esposo, ni ese niño, ni ese anciano. Eres aquel que se realiza. Y si sabes descubrirte rama balanceada, bien pegada al olivo, saborearás la eternidad en tus movimientos. Y todo alrededor de ti se hará eterno… El tiempo no es un reloj que consume su arena, sino un cosechador que ata su gavilla.

Cap. I

domingo, 16 de septiembre de 2007

Ciudadela de la Filosofía

En este primer blog es lógico definir los propósitos y el leit motiv que lo inspiran. Así que, echemos manos del diccionario del RAE:

Ciudadela proviene del italiano cittadella, y su significado es:

Recinto de fortificación permanente en el interior de una plaza, que sirve para dominarla o de último refugio a su guarnición.
Así que mi interés podría encuadrarlo entre ser el último refugio de la filosofía, o el lugar para conquistarla..., vaya no está mal.

Lo que pretendo con este blog es rescatar los pasajes más interesantes (¿todos?) de uno de los más grandes libros del siglo XX: "Ciudadela" de Antoine de Saint Exupéry. Y como el nombre de ciudadela ya estaba tomado en blogspot (alguien que lo creó hace varios años y nunca puso nada más allá del primer post) opté por unir Filosofía a Ciudadela.

¿Filosofía de la Ciudadela?, ¿Ciudad de la Filosofía?... Ciudadela de la Filosofía.


Ciudadela, te construiré en el corazón de los hombres.
Cap. II