miércoles, 3 de octubre de 2007

Cómo se construye el Hombre (I)

Antoine de Saint Exupéry fue uno de los más grandes humanistas del siglo XX. No necesitó ser un reconocido filósofo, pensador o político. En sus novelas, novelas de un hombre no sólo de pluma, sino también de acción, podemos apreciar unas elevadas enseñanzas sobre lo que significa ser Hombre, más allá de las palabras, con ejemplos bien claros, con su propio ejemplo. "Tierra de Hombres" es un apasionante relato sobre este tema, pero en este blog iremos poniendo algunas citas extraídas de Ciudadela.

Y es el secreto mismo lo que te enseño. Tu pasado entero es un nacimiento al igual que, hasta hoy, los sucesos del imperio. Y si lamentas algo eres tan absurdo como el que lamentaba haber nacido en otra época, en otro país o ser pequeño cuando era grande, y que empujaba en sus absurdas ensoñaciones su desesperanza de cada instante. Loco aquél que se roe los dientes contra el pasado, que es bloque de granito y cosa concluida. Acepta este día como te es ofrecido en lugar de chocar contra lo irreparable. Irreparable no tiene significado porque es la marca de todo pasado. Y como no hay fin logrado, ni ciclo concluido, ni época acabada sino para los hitoriadores que te inventarán esas divisiones, ¿cómo sabrás que se debe lamentar la diligencia que no ha resultado aún y que no resultará jamás?; porque el sentido de las cosas no reside en la provisión hecha que consumen los sedentarios, sino en el calor de la transformación, de la marcha, o del deseo. Y a aquél que acaba de ser vencido y bajo el talón de su vencedor se recompone, lo llamo más victorioso en su diligencia que aquél que goza de su victoria de ayer, como un sedentario de sus provisiones y que se encamina ya hacia la muerte.
Cap. LVI
La frase marcada es mía, porque me recuerda al filósofo estoico Epícteto. Quizás en algún futuro blog trataré de buscar los filósofos que inspiraron a Saint Exupéry.

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