domingo, 28 de octubre de 2007

Engrandeciéndose con los demás


En numerosos pasajes de Ciudadela, Saint Exupéry nos habla de que podemos engrandecernos si formamos parte de una estructura mayor, sin perder nuestra individualidad. Nos hacemos más grandes al ganar cuando todos ganamos, no cuando nosotros ganamos a los demás.

Sin embargo, me dices, me voceas contra los objetos, pero hay objetos que me aumentan. Y contra el gusto de los honores. Y hay honores que me engrandecene. ¿Y dónde está el secreto, puesto que hay honores que me disminuyen?

- Es que no hay objetos, ni honores, ni prebendas. Valen por la luminosidad de tu civilización. Forman, en primer lugar, parte de otra estructura. Y la enriquecen. Y si sucede que sirves a la misma, te enriqueces al ser más. Así, con el equipo, si es un equipo verdadero. Uno de los del equipo ha logrado un premio y cada uno del equipo se siente enriquecido en su corazón. Y aquel que ha logrado el premio se enorgullece por el equipo, y se presenta ruborizándose con el premio bajo el brazo; pero si no existe un equipo, sino una suma de miembros, el premio significará algo sólo para el que lo recibe. Y despreciará a los otros por no haberlo obtenido. Y cada uno de los otros envidiará y odiará al que no ha recibido el premio. Pues cada uno ha sido frustrado. De este modo, los mismos premios son objeto de envilecimiento para los segundos. Pues te favorece sólo aquello que funda los caminos de tus cambios.
Cap. LXXVI

domingo, 14 de octubre de 2007

Cómo se construye el Hombre (II)

Para Saint Exupéry el hombre se construye por oposición; ésta es una idea que me recuerda a las teorías físicas modernas: la Vida es aquello que surge como lucha contra la terrible igualdad y uniformidad. Una semilla da vida cuando se rompe, cuando deja de ser semilla para dar fruto a un árbol.

Buscas un sentido a la vida, cuando ese sentido es, en primer lugar, llegar a ser en uno mismo, y no ganar esa paz miserable que tiende hacia el olvido de los litigios. Si algo se opone a ti y te desgarra, déjalo crecer, que así afianzas raíces y te renuevas. ¡Bienvenido el desgarramiento que te impulsa al parto de ti mismo! Pues ninguna verdad se demuestra y se consigue con la evidencia. Y las que te proponen son arreglos cómodos y semejantes a drogas para dormir.
Cap. XLIX

miércoles, 3 de octubre de 2007

Cómo se construye el Hombre (I)

Antoine de Saint Exupéry fue uno de los más grandes humanistas del siglo XX. No necesitó ser un reconocido filósofo, pensador o político. En sus novelas, novelas de un hombre no sólo de pluma, sino también de acción, podemos apreciar unas elevadas enseñanzas sobre lo que significa ser Hombre, más allá de las palabras, con ejemplos bien claros, con su propio ejemplo. "Tierra de Hombres" es un apasionante relato sobre este tema, pero en este blog iremos poniendo algunas citas extraídas de Ciudadela.

Y es el secreto mismo lo que te enseño. Tu pasado entero es un nacimiento al igual que, hasta hoy, los sucesos del imperio. Y si lamentas algo eres tan absurdo como el que lamentaba haber nacido en otra época, en otro país o ser pequeño cuando era grande, y que empujaba en sus absurdas ensoñaciones su desesperanza de cada instante. Loco aquél que se roe los dientes contra el pasado, que es bloque de granito y cosa concluida. Acepta este día como te es ofrecido en lugar de chocar contra lo irreparable. Irreparable no tiene significado porque es la marca de todo pasado. Y como no hay fin logrado, ni ciclo concluido, ni época acabada sino para los hitoriadores que te inventarán esas divisiones, ¿cómo sabrás que se debe lamentar la diligencia que no ha resultado aún y que no resultará jamás?; porque el sentido de las cosas no reside en la provisión hecha que consumen los sedentarios, sino en el calor de la transformación, de la marcha, o del deseo. Y a aquél que acaba de ser vencido y bajo el talón de su vencedor se recompone, lo llamo más victorioso en su diligencia que aquél que goza de su victoria de ayer, como un sedentario de sus provisiones y que se encamina ya hacia la muerte.
Cap. LVI
La frase marcada es mía, porque me recuerda al filósofo estoico Epícteto. Quizás en algún futuro blog trataré de buscar los filósofos que inspiraron a Saint Exupéry.