domingo, 28 de octubre de 2007

Engrandeciéndose con los demás


En numerosos pasajes de Ciudadela, Saint Exupéry nos habla de que podemos engrandecernos si formamos parte de una estructura mayor, sin perder nuestra individualidad. Nos hacemos más grandes al ganar cuando todos ganamos, no cuando nosotros ganamos a los demás.

Sin embargo, me dices, me voceas contra los objetos, pero hay objetos que me aumentan. Y contra el gusto de los honores. Y hay honores que me engrandecene. ¿Y dónde está el secreto, puesto que hay honores que me disminuyen?

- Es que no hay objetos, ni honores, ni prebendas. Valen por la luminosidad de tu civilización. Forman, en primer lugar, parte de otra estructura. Y la enriquecen. Y si sucede que sirves a la misma, te enriqueces al ser más. Así, con el equipo, si es un equipo verdadero. Uno de los del equipo ha logrado un premio y cada uno del equipo se siente enriquecido en su corazón. Y aquel que ha logrado el premio se enorgullece por el equipo, y se presenta ruborizándose con el premio bajo el brazo; pero si no existe un equipo, sino una suma de miembros, el premio significará algo sólo para el que lo recibe. Y despreciará a los otros por no haberlo obtenido. Y cada uno de los otros envidiará y odiará al que no ha recibido el premio. Pues cada uno ha sido frustrado. De este modo, los mismos premios son objeto de envilecimiento para los segundos. Pues te favorece sólo aquello que funda los caminos de tus cambios.
Cap. LXXVI

No hay comentarios: