lunes, 11 de mayo de 2009

La perfección (II)

¡Qué hermosos pensamientos nos transmite Saint Exupéry sobre la perfección! Quizás por influencias religiosas siempre hemos pensado que la perfección es un estado espiritual que nos es dado, sin más y del cual no podemos evadirnos, cual un nuevo caballero Galahad. Sin embargo, es mucho más humana la visión de la perfección como un estado al que se llega después de "perfeccionarse", de mejorarse a uno mismo hasta llegar a donde soñamos que podríamos llegar, y más allá.
-El cedro -decía mi padre- se nutre del fango del suelo, pero lo muda en follaje espeso que se nutre del sol.
-El cedro -decía otra vez mi padre- es la perfección del fango. Es el fango transformado en virtud. Si quieres salvar tu imperio, cree en su fervor. Drenará las agitaciones de los hombres. Y los mismos actos, las mismas agitaciones, las mismas aspiraciones, los mismos esfuerzos, construirán la ciudad en lugar de destruirla.

Y ahora yo te digo:
-Tu ciudad morirá si es acabada. Porque vivían no de lo que recibían, sino de lo que daban. Para disputarse las provisiones almacenadas se convertirán en lobos en sus guaridas. Y si tu crueldad logra reducirlos reemplazarán al ganado en el establo. Porque una ciudad no se acaba. Digo que mi obra está acabada simplemente cuando falta fervor. Entonces mueren porque ya están muertos. Pero la perfección no es un fin que se condiga. Es trasmutarse en Dios. Y nunca he acabado mi ciudad...
Cap. XVI

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