sábado, 24 de mayo de 2008

La perfección (I)


¡Qué argumentos más precisos nos ofrece A. Saint Exupéry sobre la perfección! Algunos de nosotros nos obsesionamos con llegar a alcanzar la perfección, y otros sin embargo huyen de ello a toda costa, por el miedo a llegar a la obra maestra. La opinión que leemos en Ciudadela es más equilibrada:
Me espantaban los funcionarios de mi imperios porque se mostraban optimistas:
- Eso es bueno -decían-. La perfección está fuera del alcance.
Por cierto, está fuera del alcance la perfección. No tiene otro sentido que el de la estrella para guiar su marcha. Pero la marcha únicamente cuenta y no existen en ella provisiones en cuyo seno puedas detenerte. Pues entonces muere el campo de fuerza que te anima y he aquí que eres como un cadáver.
Y si alguno descuida la estrella, es que quiere detenerse y dormir. ¿Y dónde te asientas? ¿Y dónde duermes? No conozco lugar de reposo. Porque si tal lugar te exalta es porque es un objeto de tu victoria. Pero otro es el campo de batallas donde respiras las victoria nueva, otro ese camastro que te fabricas cuando pretendes vivir.
Cap. CLIV

martes, 6 de mayo de 2008

Centinela dormido

En Ciudadela hay un larguísimo capítulo dedicado a cuando hace una visita a un centinela dormido. En sus párrafos leemos una auténtica moral de héroes, de hombres que cumplen su cometido por encima de todas las dificultades y de cómo el incumplimiento conlleva una actuación implacable que es al mismo tiempo una enseñanza para quien comete el error, como para la salud moral del resto del imperio.
Centinela dormido. Vanguardia de los enemigos.
es la tajante afirmación de Saint Exupéry. Sigamos leyendo:

He aquí que tú duermes. Centinela dormido. Centinela muerto. Y yo te miro con espanto pues en ti duerme y muere el imperio. Lo veo enfermo a través de ti porque es un mal signo que me delega centinelas para dormir...
Pero en mi piedad se alzaba un litigio nuevo e inesperado. Pues sólo los imperios fuertes siegan las cabezas de los centinelas dormidos, pero estos imperios que ofrecen centinelas para dormir, no tienen ya derecho a segar nada. Porque importa comprendes bien el rigor. No es cortando las cabezas de los centinelas dormidos como despiertan los imperios; es cuando los imperios se han despertado que se cortan las cabezas de los centinelas dormidos. Otra vez confundes aquí el efecto con la causa. Y viendo que los imperios fuertes cortan las cabezas, tú quieres crear tu fuerza cortándolas, y no eres más que un bufón sanguinario.
Funda el amor y fundarás la vigilancia de los centinelas, y la condenación de los que duermen, pues en este caso son ellos mismos que han tronchado el imperio.
Cap. CVIII